Todas las religiones consolidadas, en su zona de influencia, han intentado imponer la idea de que sus principios religiosos «son la verdad». Y ello ha conllevado en la mayoría de las ocasiones, por no decir en todas, grandes conflictos que aún hoy perdura. Y cuando los medios de comunicación nacionales e internacionales no tienen en cuenta estos principios básicos históricos, la información que se nos da como ciudadanos corrientes, es fútil.
Por ejemplo, en el conflicto Irán-EE.UU. se nos habla desde estamentos europeos de la irrupción de la potencia americana en el conflicto entre Irán e Israel, sin poner el foco de manera permanente en que el país de los Ayatolas es una nación teocrática, desde la cual se pretende, de manera permanente destruir al estado judío y matar hasta el último de sus ciudadanos; pero que también quiere lo mismo para con Estados Unidos y sus gentes. Con un estado así, siempre se tiene que estar permanentemente alerta. Se habla, además, en dicho conflicto de dejar que la diplomacia trabaje, pero sin adentrarnos en una farragosa explicación, habría que aclarar que el principio básico de la diplomacia es el entendimiento entre iguales. Pero, qué ocurre cuando una de las partes está en superioridad moral debido a su relación con «dios», sea cual sea su nombre. Sin olvidar que en Irán, la única religión o creencia aceptada por el régimen es el Islam radical dictado por los líderes «espirituales».
Siempre he mantenido que en algún lugar del mundo, las creencias que cualquiera profese, seguramente sean catalogadas como «peligrosas» o «falsas», y usted como un miembro perteneciente a una «secta destructiva».
Por poner un ejemplo, el 1 de abril de 2025, la Administración Estatal de Asuntos Religiosos de China, publicó su Orden nº 23, donde se especificaba que las únicas actividades religiosas legales en aquel inmenso país, son aquellas que se gestionan desde las cinco confesiones generales autorizadas: budismo, taoísmo, islam, protestantismo y catolicismo. Cualquier otro credo religioso sería calificado como falsa y sus miembros convertidos en sectarios peligrosos y encarcelados, los cual en China puede acarrear la perdida de todos los derechos humanos y civiles que le ciudadano de turno pudiera poseer.
Otros muchos grupos han sido perseguidos desde sus inicios cuando se han movido de su zona de confort hasta zonas menos amables. En el caso de los Testigos de Jehová, por ejemplo, acabaron en campos de extermino nazis en la II Guerra Mundial y en el caso de España, hasta bien entrada la democracia, sus miembros encarcelados por las más diversas causas, y en especial por declararse abiertamente objetores de conciencia. Curiosamente, los Testigos de Jehová consideran a todos los ciudadanos del mundo que no crean en su forma de interpretar la biblia como «hijos del Diablo» ya tengan estos la religión que tengan.
La gran mayoría de los países musulmanes considera a Estados Unidos como el «Gran Satán» y por lo tanto cualquier conflicto o acción de terrorismo que se realice contra estos o sus aliados (Occidente) se considera dentro del demencial argot que profesan como «Guerra Santa».
Sin ir más lejos, Scientology y todos sus miembros, hasta hace pocos años eran considerados como una secta destructiva de enorme influencia en diversas zonas de Europa y aún hoy en algunas partes de la misma se les sigue considerando peligrosos. Para muchos movimientos protestantes alemanes, la iglesia católica de Roma, está poseída por Satán y la califican de destructiva. Los Bahais son una religión que nació en el corazón de Irán hoy hoy está proscrita y sus miembros son detenidos y metidos en la cárcel si se descubre su ideología religiosa. Y así podría estar llenando páginas enteras, teniendo en cuenta además que esta radical actitud no se da solo en lugares exóticos o países considerados tercermundistas, véase África, la India u otros, sino que se puede dar en el corazón mismo de Europa, recordemos la Guerra de los Balcanes o el conflicto Irlandés entre católicos y protestantes.
Una idea religiosa, pensamiento filosófico o creencia, puede ser tenida como destructiva en cualquier lugar del mundo, recordemos. Por lo tanto, las listas de movimientos sectarios, que todavía se construyen, no son sólo del todo innecesarias, sino tan anacrónicas como quienes las hacen.
Con todo lo expuesto anteriormente. solo pretendo llegar a la conclusión, y se que es una conclusión nada compartida, de que en realidad las «SECTAS DESTRUCTIVAS» no existen. Existen los comportamientos sectarios. Es decir, el de aquellos miembros que desean imponer sus acciones por la fuerza a otros, manipulándoles con todos los elementos que otorga el poder.
Unos utilizaran, si están en poder, todos los elementos a su alcance: ejércitos, medios de comunicación, etc. Otros, según sean sus pretensiones, actuaran contra sus seguidores si han dejado de serles fieles, asesinándoles en muchas ocasiones. Y otros, se radicalizarán cometiendo atrocidades contra otros, entrando en iglesias y asesinando a fieles que rezan, como ha ocurrido hace unos días en Damasco, convirtiendo así la imposición dogmática de sus ideas en actos terroristas.
Una pena que en muchas sociedades se siga dando cancha a personajes siniestros, opinadores profesionales que salen en medios de comunicación solamente para conseguir cinco minutos de fama y confundir así a la opinión pública. La falta de análisis sobre estas cuestiones, desde una perspectiva histórica nos hace seguir anclados a finales del siglo XX todavía; e incluso infestando las tertulias de medios de comunicación de datos falsos y con poco criterio.
