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sábado, mayo 31, 2025
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Donald Trump, el antisemitismo, la universidad de Harvard y los Derechos Civiles

Steven Levitsky y Daniel Ziblat publicaron en 2018 un libro titulado Cómo mueren las democracias. En él, se estudia como las democracias no caen por la fuerza de las revoluciones, sino por la inoperancia manifiesta y permanente de quienes las dirigen. ¿Dejan así de ser democracias? Categóricamente no. Leí con detenimiento aquel libro y debo confesar que no estoy ni cerca de estar de acuerdo como ciudadano criado en una democracia europea, España, hoy asaltada por un ciudadano corriente que ha sabido imponerse gracias al lodazal dialéctico de la maquinaria creada por él. Pero eso es otra historia.

Cuando Donald Trump, ganó las últimas elecciones democráticas en EE.UU., no lo olvidemos, con votos en las urnas, frente a la inoperancia del Partido Demócrata, Steven Levistky, a la sazón profesor de Harvard, no se cansó de participar en entrevistas con un mensaje ciertamente apocalíptico donde afirmaba: Estamos presenciando el colapso de nuestra democracia. Estados Unidos está cayendo en una forma de autoritarismo. Es probable que no sea irrelevante, pero Estados Unidos está dejando de ser una democracia.

En el tiempo que lleva Donald Trump en el poder de la federación de estados que conforman aquel país, ¿se han vulnerado claramente los derechos humanos de las minorías en general? No. ¿Se articularon algunos decretos que podrían hacer presagias que ello iba a ocurrir? Sí. Pero el tiempo va poniendo sobre la mesa los elementos estratégicos que presagian el salto de Trump hacia la política exterior, donde están sus verdaderos intereses.

¿Es Trump el culpable de cuanto ocurre en aquellas tierras? Vuelvo a tener claro que categóricamente, no. Pongamos un ejemplo que ha suscitado alguna controversia en los escalafones académicos del mundo, el enfrentamiento del presidente americano con la universidad de Harvard.

Animo a leer en el tablero de la prensa internacional un interesante artículo de Niall Ferguson, historiador británico y miembro de la Institución Hoover adscrita a la Universidad de Stanford y fundador de la recientemente creada Universidad de Austin, publicado por The Times el pasado 9 de mayo de 2025. En dicho artículo analiza porque el jefe de Estado se enfrentó a una universidad como Harvard, henchida de vanidad y orgullo.

¿Por qué se amenazó y luego se retiraron las subvenciones que el estado federal concedía a dicha universidad?

Se podrían analizar cientos de causas, pero la realidad solo es una y a la vez tan peligrosa como un cáncer que se extiende por todo el planeta en estos momentos, y en especial en Europa y Niall Ferguson en su artículo lo deja bastante claro en unas pocas frases: Problemático, es una palabra muy de Harvard. El problema aquí es que una institución conocida en su día por su gran cantidad de profesores y estudiantes judíos se ha convertido tal y como reconoce ella misma, en un hervidero de antisemitismo. Ello conlleva, que no se pueda mantener una conversación abierta y sincera sobre el conflicto entre Hamás e Israel, que no entre Palestina e Israel.

Incluso en el seno de dicha universidad se llevo a generar un antisemitismo sistemático o racial (versus contra el hombre blanco), en su política de admisiones, por las cuales los judíos o sus afines no accedían de la misma forma en igualdad de condiciones a dicha contratación.

Decir a diferentes departamentos que no se podía contratar a una persona blanca para un determinado puesto, es una práctica ilegal y ello ha sucedido en Harvard, al igual que en alguna otra universidad de los Estados Unidos. Pero no olvidemos que, a diferencia de otros muchos países, a pesar de las crónicas erróneas, la democracia existe y en 2023 culminó un juicio denominado Estudiantes por Admisiones Justas contra Havard, que se basó en los datos que Ron Unz, sacó a la luz por aquellas fechas. La Corte Suprema determinó que se estaban realizando una serie de prácticas sesgadas y a todas luces beneficiosas para determinados colectivos. Pero no ocurrió nada y por ello, frente a este dictamen, y mientras la administración Biden, no actuó, Trump, después de pedir que dichas prácticas cesaran, dado que violaban la declaración de los derechos civiles, y ante su negativa, aplicó una decisión de la Corte Suprema de 1982, cuando ratificó la decisión de la Hacienda estadounidense de revocar el estatus libre de obligaciones de la Universidad Bob Jones (BJU), en Greenhil, Carolina del Sur, debido a sus políticas racialmente discriminatorias, que incluían la prohibición de las relaciones sentimentales interraciales. Dicha universidad recupero su estatus en 2017, tras cancelar dicha normativa y verificarse por parte de organismos independientes que se aplicaba dicha cancelación. En Harvard se puso en practica una cancelación de blancos y judíos que debía ser parada. Y las manifestaciones y los altercados en esta y otras universidades de jóvenes propalestinos, llevó al final a la administración republicana a tomar una decisión que, singularmente se arrogo Trump, pero que no fue tal.

Desde la operación Inundación Al-Aqsa, que el 7 de octubre de 2023 y los dos días siguientes, realizó la organización terrorista Hamás con ayuda de terceros, donde murieron de manera directa 1200 jóvenes judíos de diferentes nacionalidades y fueron secuestrados 251, entre hombres, mujeres, y niños, sin importar la edad, sin olvidar que más de 5000 misiles fueron lanzados sobre dicho territorio, y tras la consabida y necesaria represalia, se comenzó a extender por el mundo un antisemitismo pernicioso que ha ido convirtiendo a muchas países, dirigentes, y estamentos, en ideólogos del nacismo antisemita, cercenando cualquier tipo de diálogo sobre dicho conflicto.

El daño sufrido por Israel y por el pueblo judío no parece ser tenido en cuenta en ninguna de las discusiones, siendo utilizado dicho conflicto, en especial en algunos países de Europa, como España, como un elemento de discrepancia, donde la izquierda radical, incluida ya en ella el partido que gobierna, se arroga el derecho a manipular a la opinión pública, hasta en las locuciones del afamado Festival de Eurovisión.

Los ciudadanos tenemos derechos civiles que no deben ser pisoteados y a la sazón de lo escrito por Niall Ferguson, parece que ser hombre blanco y heterosexual, hoy en día nos convierte en carne de cañón.

Gabriel Carrión López
Gabriel Carrión López
Gabriel Carrión López: Jumilla, Murcia, 1962. Escritor, guionista y realizador. Ha trabajado como periodista de investigación desde 1985 en prensa, radio y televisión. Ha publicado dos libros sobre la banda terrorista ETA. Colabora con medios de prensa libre y es conferenciante sobre temas diversos.

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